lunes, 21 de mayo de 2012

Resignación

Encumbro, orgulloso, al cielo mi mirada
como si quisiera que su azul me respondiera
y no hallo más contestación que la callada
por más preguntas que a su cénit profiriera.

En vano espero de respuestas la llegada
algún mensaje que del temor me protegiera
una muestra de atención, una llamada,
el signo que un sosegado vivir me permitiera.

Pero uno más soy de miles, uno cualquiera,
un ser minúsculo perdido entre la nada
y con tamaño privilegio ni soñar debiera
sin encontrar, siempre, mi causa denegada.

La ley de los mortales no ha de ser profanada
por más razón que exista solo habrá espera
ley de vida es, y jamás por nadie quebrantada,
que del mañana saber, nunca un instante siquiera.

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