Hay dos vidas paralelas
que discurren en mis días:
en una me visitan alegrías
la otra es hospedaje de cautelas.
Hay dos hombres disonantes
que se citan en mi alma:
uno no es del otro contrincante,
ambos coexisten siempre en calma.
Todo en mí, sí, es en pareja,
hasta en soledad busco compañía
y no entiendo el reproche ni la queja
si el corazón reparte en dos su anatomía.
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