viernes, 23 de noviembre de 2012

Érase una vez…

Érase una vez
un marino en tierra firme
y su nave fondeada
al abrigo de sus miedos.

Érase también
una bella flor en rama
del color de la pasión
de los hombres que la amaban.

Érase un país lejano
en las regiones del deseo
donde flor y marinero
consumaban sus anhelos.

Érase la realidad
circunstancia de sus vidas
erigida como fortaleza acorazada
para probar la verdad de sus palabras.

Érase, más ¿qué será
si el sueño se detiene,
si el oasis construido
con la fe de los amantes
por el viento es anegado?

Érase y que siga siendo
lo que quiera que ello fuera
por hermoso y por sincero
que yo así lo siento y si miento
que ahora y aquí mismo… muera

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